El bar Parada 77 conmemora su 24 aniversario y lanza una nueva selección de «tragos de autor»

Santo Domingo.- El Bar Parada 77 conmemoró su 24 aniversario el pasado jueves 5 de diciembre, presentando oficialmente su nuevo menú de «tragos de autor», que incluye nueve cócteles inspirados en la rica esencia del Caribe.

Uno de esos cócteles, llamado «Bichota», es obra de Sarah Cartagena, una camarera del bar que, gracias a su formación en coctelería, ha desarrollado esta propuesta que rápidamente ha captado la atención de los clientes. Los demás tragos del menú son creación del mixólogo Alex Ferrera, quien lleva casi una década formando parte del equipo de Bar Parada 77. Entre sus creaciones más populares se encuentran «Película 2000» y «Cápsula de pasión».

Cóctel Cápsula de pasión.

Además del menú especial disponible diariamente, los visitantes pueden disfrutar de bebidas clásicas como el mojito original, sangrías, licores diversos y «las cervezas más frías de toda la zona». La celebración del aniversario estuvo animada por Dj Nanow y Dj Scuff, quienes se encargan de la música en el local todos los jueves.

El bar Parada 77 se encuentra en la calle Isabel La Católica, número 255, en la Ciudad Colonial. Su horario es de domingo a jueves desde las 7:00 p. m. hasta las 2:00 a. m., y los viernes y sábados hasta las 3:00 a. m., ofreciendo diversas promociones para sus clientes.

Historia de Parada 77
El bar abrió sus puertas el primero de diciembre del año 2000. Sus fundadores recuerdan que al inicio discutían sobre el nombre hasta que un cliente habitual sugirió que lo tomaran de un letrero que indicaba la ruta del transporte público que solía pasar por esa calle.

«Cuando comenzamos este proyecto teníamos entre nuestros clientes a artistas, periodistas, políticos y estudiantes universitarios… personas muy vinculadas con el ambiente bohemio; algunos siguen visitándonos. Recuerdo que antes de abrirle al público oficialmente, nuestro amigo Víctor Ramírez nos dijo que el nombre estaba escrito en el mojón en la acera», comentan los dueños.

Hoy en día, esa piedra que guiaba al transporte público forma parte de la decoración del bar, cuyo ambiente está adornado con instrumentos musicales colgantes y escritos realizados por los propios clientes en sus paredes. A lo largo de los años, el lugar ha cambiado tanto física como musicalmente. «Aun así», aseguran los propietarios, «nuestros visitantes valoran nuestra esencia. Hemos ampliado nuestro espacio porque ya no permitimos que la gente se siente en la acera como solía hacerse; ahora contamos con un patio y un mezzanine donde celebran cumpleaños y eventos especiales».

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